Gabriel Rabinovich en Misiones: cuando la ciencia encuentra un oasis en medio del desierto

El doctor Gabriel Rabinovich, uno de los científicos más prestigiosos de la Argentina y candidato al Premio Nobel de Medicina 2024, visitó la provincia de Misiones y firmó un convenio histórico con la Fundación Parque de la Salud y la Cámara de Representantes que busca consolidar tres ejes estratégicos: educación, investigación y ensayos clínicos, con base en el Parque de la Salud de Posadas.

El convenio, que pone a Misiones en el mapa mundial de la lucha contra el cáncer, no solo representa un avance institucional sino también una señal de esperanza en un país donde la inversión en ciencia y salud pública parece haberse convertido en un lujo.

Después de recorrer las instalaciones del Parque de la Salud, Rabinovich lo dijo sin rodeos: “Misiones es un oasis al lado de lo que es Argentina. Esto es increíble”. En esa frase, el investigador sintetizó la paradoja actual: una provincia periférica apuesta por la innovación biomédica orientada al bienestar de la población, mientras el país central retrocede en políticas científicas y reniega del compromiso social.

“El desarrollo de la ciencia es acotado, es lento, pero es el recurso y el bastión más importante que tiene la sociedad, la civilización, para salir de la oscuridad y resolver los problemas más acuciantes”, sintetizó el diputado Carlos Rovira cuando presentó al investigador en una charla en la Legislatura.

Ecosistema que funciona

Durante su visita, Rabinovich recorrió el Instituto Misionero del Cáncer (IMC) y las instalaciones del PET/TC, el nuevo equipamiento de diagnóstico oncológico de alta precisión. Quedó sorprendido por el nivel tecnológico y la articulación institucional del sistema sanitario provincial. “En Misiones conviven diagnóstico, tratamiento, formación y ciencia aplicada. Es un ecosistema único en el país”, destacó.

Rabinovich explicó que el acuerdo permitirá impulsar investigaciones sobre anticuerpos monoclonales, una de las líneas más prometedoras en la lucha contra el cáncer. Además, su equipo comenzará a desarrollar en Misiones una terapia experimental contra el cáncer de cuello de útero, enfermedad que tiene alta incidencia en la región. “Queremos aportar soluciones reales a los problemas concretos de la población”, dijo.

El convenio también incluye la donación de un citómetro de flujo, equipo de última generación que Rabinovich trasladó desde su laboratorio en Buenos Aires. Será instalado en la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la UNaM, y servirá tanto para investigación como para formación científica. “Vamos a colaborar científicamente. Este equipo fue muy importante para nosotros y será igual de valioso aquí, tanto en lo educativo como en salud”, explicó.

Ciencia y política: una alianza poco frecuente

Durante un encuentro con legisladores encabezados por el ingeniero Carlos Rovira, Rabinovich subrayó que el progreso científico depende de decisiones políticas sostenidas. “Es admirable que una provincia crezca aún en un entorno nacional tan difícil. Ofrezco mi apoyo y el de mi equipo para impulsar desde aquí investigación básica y aplicada”, afirmó.

“Es admirable que una provincia crezca aún en un entorno nacional tan difícil. Ofrezco mi apoyo y el de mi equipo para impulsar desde aquí investigación básica y aplicada”

La frase no fue inocente. Mientras en Buenos Aires se desfinancian institutos, se suspenden becas y se paralizan proyectos del CONICET, Misiones invierte en un modelo de salud pública de alta complejidad, donde convergen hospitales, universidades y centros de investigación. En palabras del propio científico, “la ciencia une ideologías, políticas, une a la gente, y ese es nuestro objetivo”.

Esa mirada integradora resulta casi contracultural en una Argentina fracturada, donde la ciencia suele ser vista como gasto y no como inversión. El ejemplo misionero demuestra que un Estado provincial puede generar valor, atraer talento y consolidar políticas de largo plazo incluso en un contexto nacional adverso.

Rabinovich también destacó el potencial del nuevo equipo PET/TC adquirido por la Provincia para el Instituto Misionero del Cáncer para mejorar la detección y tratamiento de tumores. “Tienen la posibilidad de diagnosticar, de tratar, de ver el pronóstico de pacientes con cáncer y generar mejores tratamientos personalizados”, señaló.

Pero su mensaje más potente fue dirigido a la comunidad: “Hoy decir cáncer no es lo mismo que hace diez años. Gracias a la investigación, hay tratamientos efectivos y curas posibles, pero el diagnóstico temprano es clave”. Invitó especialmente a las mujeres a realizar sus controles rutinarios y confió en que “la gran mayoría de los cánceres son tratables y muchos curables”.

Un faro en tiempos difíciles

La presencia de Gabriel Rabinovich en Misiones trasciende lo académico. Representa una declaración política y moral: aún en medio de la desinversión, la ciencia puede florecer si hay visión y compromiso. Mientras la Argentina atraviesa un ciclo de recortes, Misiones invierte en conocimiento, tecnología y salud pública.

«Esto es un oasis», repitió Rabinovich, y no exageró. En un país donde los laboratorios cierran, los investigadores emigran y la ciencia se discute en términos presupuestarios, una provincia del norte decidió mirar hacia el futuro. Y lo hace con hechos, no con discursos.

La visita del científico no solo deja un convenio firmado y un equipo donado: deja una lección de política pública. Demuestra que la ciencia no es una cuestión de elites, sino de soberanía, de desarrollo y de dignidad. En ese sentido, Misiones no solo se consolida como un polo biomédico emergente, sino como un ejemplo de lo que la Argentina podría ser si transformara su desinterés estructural en una estrategia de Estado.

En tiempos donde la ciencia parece tener que justificar su existencia, Misiones demuestra que invertir en conocimiento es apostar por la vida. Y que incluso en el desierto, todavía pueden brotar oasis.

La Galectina-1: del descubrimiento argentino al nuevo horizonte científico en Misiones

Rabinovich es protagonista de una de las historias más fascinantes de la biomedicina contemporánea. Su investigación, iniciada hace más de tres décadas, gira en torno a una proteína llamada Galectina-1, cuyo descubrimiento —producto del azar, la curiosidad y la persistencia— abrió nuevas perspectivas para el tratamiento del cáncer y de enfermedades autoinmunes.

En su reciente visita a Misiones, Rabinovich explicó los fundamentos de su trabajo y anticipó la nueva etapa de investigación que se desarrollará en el Parque de la Salud de la Provincia, donde su equipo colaborará con el Instituto Misionero del Cáncer en el estudio del cáncer de cuello uterino.

Hallazgo inesperado

“Cuando estaba haciendo mi tesis doctoral, descubrimos una proteína llamada Galectina-1. Fue un hallazgo inesperado, un serendipity, como decimos en ciencia”, relató Rabinovich. En aquel entonces, el joven investigador del CONICET notó que esta proteína, presente en el sistema inmunológico, eliminaba células de defensa, lo que resultaba paradójico. “Nos preguntábamos por qué el cuerpo tendría una molécula que destruye sus propias defensas”, recordó.

Esa pregunta dio inicio a un largo camino de investigación que combinó creatividad, apoyo institucional y trabajo interdisciplinario. A lo largo de treinta años, el equipo de Rabinovich demostró que la Galectina-1 cumple un rol clave en la regulación del sistema inmune, actuando como un mecanismo natural de equilibrio.

“Cuando enfrentamos una infección o un tumor, los linfocitos T se multiplican para defendernos. Pero, una vez que cumplieron su función, deben eliminarse para evitar que ataquen tejidos propios. La Galectina-1 se encarga de eso: mata el exceso de linfocitos para mantener la armonía del sistema”, explicó el científico.

Esta observación permitió comprender cómo su disfunción puede vincularse con enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple, la artritis o la diabetes tipo 1. “Si la Galectina-1 no actúa correctamente, el sistema inmune puede volverse contra el propio cuerpo”, señaló.

Del laboratorio a la farmacia

A partir de ese hallazgo, Rabinovich y su equipo diseñaron estrategias terapéuticas duales: agonistas de la Galectina-1 para tratar enfermedades autoinmunes, y anticuerpos monoclonales que bloquean su acción en el cáncer.

“Descubrimos que los tumores expresan esta proteína en niveles altísimos, entre 10 y 100 veces más que una célula normal. De esa manera, los tumores usan la Galectina-1 para esconderse del sistema inmunológico, eliminando los linfocitos que deberían destruirlos”, explicó.

Esa dualidad —la misma molécula que puede salvar o matar, según el contexto— inspiró al investigador a hablar del “caso del doctor Jekyll y Mister Hyde” en el sistema inmune. Lo que era beneficioso en la autoinmunidad se volvía perjudicial en el cáncer.

El trabajo del grupo, que ya generó 300 publicaciones científicas, 30 tesis doctorales y varias patentes, derivó en el desarrollo de un anticuerpo monoclonal para cáncer y un fármaco agonista para enfermedades autoinmunes. Ambos se encuentran en etapa preclínica, en camino hacia los ensayos en humanos.

“Hace tres años fundamos una empresa de base tecnológica para llevar estos desarrollos al paciente. Pasamos de una idea teórica a una posible terapia. Pero fueron 30 años de investigación pública antes de que apareciera el interés privado”, subrayó.

Sin el apoyo del CONICET, la Agencia de Promoción Científica y el Ministerio de Ciencia, este descubrimiento nunca hubiera ocurrido

Rabinovich destacó que este proceso demuestra la importancia del financiamiento estatal en ciencia básica. “Ningún privado se interesa por una idea cuando no hay un producto a la vista. Sin el apoyo del CONICET, la Agencia de Promoción Científica y el Ministerio de Ciencia, este descubrimiento nunca hubiera ocurrido”, aseguró.

Misiones, nuevo nodo de investigación

El proyecto que se desarrollará en Misiones se centrará en investigar cómo el virus del papiloma humano (HPV) —causante principal del cáncer de cuello uterino— modula la producción de Galectina-1, y si esa interacción facilita el crecimiento tumoral.

“Queremos estudiar si el virus produce Galectina-1 para que el tumor crezca más y el sistema inmune no pueda atacarlo. Si comprobamos eso, podríamos aplicar nuestros tratamientos aquí”, detalló Rabinovich.

El trabajo será coordinado por el investigador Edgardo Salvatierra, excolaborador del laboratorio de Rabinovich, en articulación con el Instituto Misionero del Cáncer, el Hospital Madariaga, el Banco de Sangre y la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones.

El Parque de la Salud es único. Tiene todo integrado: investigación, diagnóstico, docencia y atención médica. Es un ecosistema científico que pocas provincias tienen”, elogió Rabinovich, quien definió a Misiones como “un oasis al lado de lo que es Argentina”.

Ciencia con vocación pública

Más allá del contenido técnico, Rabinovich transmitió un mensaje profundamente humanista: la ciencia como herramienta de unión y progreso colectivo. “Esto trasciende las ideologías. No tiene color político. La ciencia une y atraviesa todos los vientos”, afirmó.

El investigador también explicó que parte de las ganancias futuras de los desarrollos farmacológicos volverán al CONICET, como forma de retribuir al Estado por el apoyo recibido. “Queremos devolverle a la ciencia pública todo lo que nos permitió llegar hasta aquí”, dijo.

Su meta, confesó, es que dentro de algunos años existan dos medicamentos argentinos con nombre propio: Antigaluno, el anticuerpo contra la Galectina-1, y Supergaluno, su versión terapéutica para enfermedades autoinmunes.

Fuente: MisionesOnline

También te podría gustar...