Perro o gato: cuál es más inteligente, según los expertos
La pregunta sobre si los perros son más inteligentes que los gatos alimentó debates durante años, con defensores apasionados de ambas especies. Pero, ¿qué revela la ciencia al respecto? Varios estudios intentaron abordar esta cuestión, sugiriendo que la respuesta no es tan sencilla como podría parecer.
Qué plantea la ciencia sobre los gatos y los perros
Brian Hare, fundador del Centro de Cognición Canina de la Universidad Duke (EEUU), definió la lucha por definir qué especie es más inteligente con la siguiente analogía: “Preguntar qué especie es más inteligente es como preguntar si un martillo es mejor herramienta que un destornillador. Cada herramienta está diseñada para un problema específico, así que naturalmente [la inteligencia] depende del problema que estemos intentando resolver”, detalló a National Geographic España.
El tamaño del cerebro:
En los gatos, que tienen un tamaño más uniforme, esto es sencillo, mientras que en los perros, con su gran diversidad de razas, es más complicado. Proporcionalmente, el cerebro de los perros representa 1/125 de su cuerpo, mientras que en los gatos es 1/100, lo que indica que los gatos tienen cerebros un 25% más grandes en relación con su tamaño.
Sin embargo, un indicador más preciso es la cantidad de neuronas. Los perros poseen entre 430.000.000 y 625.000.000 de neuronas, casi el doble que los 250.000.000 de los gatos. Esto se debe a una corteza cerebral más densa en los perros, lo que favorece habilidades como el pensamiento lógico y la empatía. Por otro lado, los gatos tienen un hipotálamo más desarrollado, lo que les otorga una mejor memoria y percepción espacial, habilidades cruciales para su vida semidoméstica.
En resumen, mientras que los perros destacan en inteligencia empática y comprensión humana debido a su historia de domesticación, los gatos sobresalen en memoria y detalles del entorno.
Fortalezas de los gatos y de los perros:
Un aspecto fundamental para comprender la inteligencia de perros y gatos es que, debido a las diferencias en su estructura cerebral, aprenden de maneras distintas. Los caninos suelen aprender a través de la interacción y la imitación de otros, ya sean humanos, otros perros o su madre. En contraste, los felinos tienden a explorar y experimentar por sí mismos. Esto se traduce en comportamientos diferentes ante desafíos: los gatos son más persistentes al intentar resolver problemas, como sacar comida de un rompecabezas, mientras que los perros tienden a rendirse o buscar ayuda humana.
En situaciones difíciles, como caer en un agujero, los gatos intentan salir solos, mientras que los perros ladran para pedir asistencia. Esto indica que los primeros son más autosuficientes, mientras que los caninos dependen más de los humanos. Sin embargo, esta dependencia facilita el entrenamiento de los perros para realizar tareas complejas, ya que su cerebro evolucionó para buscar recompensas a través de la interacción humana y tienen una predisposición natural para trabajar en grupo, heredada de sus ancestros lobos.
Los perros o los gatos son más inteligentes
El experto indica que no se puede afirmar que los perros sean más inteligentes que los gatos, ni viceversa, puesto que cada especie sobresale en diferentes tipos de inteligencia y desarrolló áreas específicas del cerebro para satisfacer sus necesidades. En resumen, los perros destacan en habilidades sociales y trabajo en equipo, mientras que los gatos son más hábiles en la resolución de problemas lógicos y la percepción del espacio. Así que ambas especies son excepcionales a su manera, brindando alegría a sus respectivos amantes.
Fuente: ViaPais