El PSG aplastó al Inter por 5 a 0 y se consagró campeón de la Champions League por primera vez en la historia

El París Saint Germain (PSG) venció por 5 a 0 al Inter de Milán en la gran final de la UEFA Champions League disputada en el estadio Allianz Arena en Múnich.
En una final sin equivalencias, el equipo dirigido por Luis Enrique impuso su jerarquía desde el primer minuto y dominó por completo a su rival en el estadio de Múnich.
La apertura del marcador llegó temprano, a los 12 minutos, con una aparición de Achraf Hakimi que empujó la pelota solo debajo del arco tras una excelente jugada colectiva. Apenas ocho minutos más tarde, Désiré Doué estiró la ventaja con una definición precisa que coronó una presión alta del conjunto francés.
Ya en el segundo tiempo, el dominio del PSG se hizo aún más evidente. A los 63 minutos, Doué volvió a convertir y selló su doblete personal, mientras que Khvicha Kvaratskhelia anotó el cuarto gol a los 73 con una gran jugada individual. El cierre de la goleada llegó a los 86 minutos, cuando Mayula aprovechó un descuido defensivo para marcar el quinto y definitivo tanto.

Con esta victoria, PSG no solo alzó su primer trofeo europeo, sino que lo hizo con una actuación contundente que quedará en la memoria de los fanáticos. El Inter, por su parte, no logró reaccionar en ningún momento y terminó totalmente desbordado ante un rival que fue superior en todas las líneas.
Además, es la primera vez en la historia que un equipo gana una final de la Champions por cinco goles. Los antecedentes eran: Milan había vencido al Barsa por 4-0 en la final del 93/94. Asimismo, en el 59/60 el Real Madrid le ganó 7-3 al Frankfurt.
Se podría decir que no hubo final en Múnich. La esperada paridad entre Paris Saint-Germain e Inter de Milán nunca existió. El equipo francés fue claramente superior de principio a fin y logró su primera consagración en la UEFA Champions League con una goleada contundente que quedará en la historia. Fue 5-0, pero el resultado fue apenas una parte del dominio absoluto que ejerció el conjunto dirigido por Luis Enrique.
El entrenador español volvió a demostrar su jerarquía en los partidos decisivos. Con esta nueva consagración, lleva once finales ganadas sobre once disputadas. Esta vez, su planteo desbordó por completo a Simone Inzaghi. Con un equipo dinámico, de rotaciones permanentes y sin posiciones fijas, PSG desarmó toda la estructura táctica del Inter, que no logró encontrar respuestas en ningún tramo del partido.

El Inter, fiel a su libreto de tres defensores centrales y un mediocampo compacto, se vio completamente superado. Sin referencias claras para marcar, con volantes rebasados por la intensidad rival y con delanteros aislados —Lautaro Martínez y Thuram casi no tocaron el balón—, el equipo italiano nunca pudo competir en igualdad de condiciones.
El primer gol llegó tras una jugada colectiva brillante que culminó con la aparición de Hakimi, el lateral derecho, solo frente al arco. Fue una muestra del estilo de juego que Luis Enrique logró consolidar en esta temporada: presión alta, salida limpia desde el fondo, circulación rápida y ataques masivos con sorpresa. La superioridad se extendió en todo momento, y a los 20 minutos ya ganaban 2-0. Inzaghi pedía la hora desde el banco, buscando llegar al entretiempo con alguna chance de reorganizar a su equipo.
Nada cambió en la segunda mitad. El PSG mantuvo la intensidad y amplió la ventaja con autoridad. Con Vitinha como eje en la mitad de la cancha y un Désiré Doué en un nivel superlativo, los franceses desarticularon por completo al Inter. Los italianos no sólo perdieron en lo futbolístico, sino también en lo anímico: no mostraron reacción, no ofrecieron resistencia. Lautaro Martínez terminó el encuentro sin remates al arco y sin participación en el juego ofensivo.
“Voy a tener el control de todo”, había dicho Luis Enrique en la previa. Y cumplió. Armó un equipo sin figuras excluyentes, que funciona como una maquinaria colectiva. Dejó atrás la era Mbappé y construyó una estructura sólida y versátil que fue demasiado para cualquier rival en esta edición del torneo.
La imagen final fue contundente: PSG cerró la final con cinco goles, pero con la sensación de haber estado siempre más cerca de aumentar que de sufrir. El Inter terminó rendido, sin ideas, sin fuerza, sin respuestas. Una final sin equivalencias que consagra al PSG como un campeón indiscutible y a Luis Enrique como uno de los grandes entrenadores de su generación.
Fuente: Olé.