Estados Unidos despliega aviones bombarderos B-2 y crece la tensión en Medio Oriente por el conflicto entre Israel e Irán

En un contexto de máxima tensión en Medio Oriente, la movilización de bombarderos estratégicos por parte de Estados Unidos volvió a sacudir el tablero geopolítico.

En medio de los ataques israelíes sobre Irán, que ya provocaron la muerte de altos mandos de la Guardia Revolucionaria y el bombardeo de objetivos clave, el gobierno de Donald Trump decidió desplegar aviones B-2 desde la base aérea Whiteman, en Misuri, hacia la isla de Guam, en el Pacífico. La medida fue interpretada como una señal directa de respaldo a Israel, en momentos en que el conflicto con Irán podría escalar hacia niveles aún más peligrosos e impredecibles.

Los bombarderos B-2 tienen la capacidad de transportar la bomba “anti-búnker” más poderosa del arsenal estadounidense, el Penetrador de Artillería Masiva GBU-57, de 13.600 kilos, diseñada para perforar estructuras subterráneas como la planta nuclear de Fordo, uno de los objetivos más protegidos del programa nuclear iraní. Para muchos en Israel, la presencia de estas aeronaves es vista como una oportunidad concreta para terminar con una amenaza latente desde hace décadas. Sin embargo, no se descarta que esta movilización tenga como fin último ejercer presión psicológica sobre el régimen iraní, con el objetivo de forzarlo a retroceder en su desarrollo nuclear.

Días atrás, el presidente Trump había manifestado que se tomaría dos semanas para decidir si Estados Unidos se involucraría militarmente en el conflicto, tal como se lo está exigiendo su aliado, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. No obstante, según trascendidos citados por la agencia Reuters, desde el gobierno israelí transmitieron su descontento y dejaron en claro que podrían actuar por su cuenta antes de que se cumpla ese plazo.

Mientras tanto, Irán advirtió que una intervención directa de Washington sería extremadamente peligrosa. El canciller Abbas Araghchi declaró que tal acción tendría consecuencias graves para todos los actores involucrados. Sus declaraciones se produjeron tras una reunión en Estambul con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien ofreció mediar en la reanudación de las negociaciones nucleares. Erdogan calificó como un acto de sabotaje la ofensiva israelí, iniciada apenas dos días antes de una reunión prevista entre Teherán y Estados Unidos para tratar el asunto.

En paralelo, el presidente francés Emmanuel Macron mantuvo una conversación con su par iraní, Masoud Pezeshkian, quien reafirmó que su país no detendrá bajo ninguna condición el desarrollo de su programa nuclear con fines pacíficos. Pezeshkian advirtió además que cualquier nueva ofensiva israelí tendrá una respuesta aún más contundente por parte de Irán.

El clima bélico se agrava y se extiende. Desde el gobierno israelí, una fuente anónima deslizó que Turquía podría convertirse en un nuevo objetivo en caso de que se prolongue el conflicto, afirmando que “cuanto más dure la guerra, mejor”. La región se encuentra en un momento de extrema volatilidad, con múltiples frentes abiertos y sin una salida clara a corto plazo.

Fuente: LaNacion

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