Boca goleó 3-0, llegó al quinto triunfo al hilo en el Apertura y quedó segundo en la Zona A

«Dar la cara”, lo llamó Edinson Cavani. “Tenemos que ser campeones”, arriesgó Fernando Gago. Como sea, todos saben que tienen que sacarse la soga del cuello y que la única forma es con resultados. Y en eso anda Boca. Que goleó 3-0 de visitante a un buen equipo como Central Córdoba, logró su quinto triunfo seguido y mantuvo su paso firme en el Apertura, luego de la durísima eliminación de la Copa Libertadores.
Un sacudón que pareció ordenar las ideas y darle lugar a un Boca más lógico desde los nombres, el esquema y los puestos. Primero que nada, Gago por fin repitió la formación de un partido a otro, pese a que llegó diciendo que no cree en los 11 de memoria. Segundo, sin rarezas en los esquemas, con un clásico 4-3-1-2 mucho más equilibrado que otras tácticas que supo utilizar. Y tercero, los jugadores donde mejor rinden, con laterales jugando de laterales: Blondel de 4 y no de volante interno. “El inodoro en el baño, la mesa de luz en el dormitorio”, decía el maestro Carlos Bianchi.

Este cambio en Gago, esta vuelta a lo tradicional, por supuesto que coincidió con la eliminación que lo dejó más afuera que adentro, con Riquelme decidido a terminar el ciclo y apostar por Herrón, justamente un DT que prioriza el orden y no se anda con “cosas raras”.
La consecuencia se vio reflejada enseguida en el marcador con otro gol de Milton Giménez, picando entre los centrales y definiendo ante Aguerre, luego de un pase perfecto de Ander Herrera. ¿Hace cuánto que un jugador de Boca no quedaba mano a mano con un arquero rival?

También es un Boca más metedor, más sacrificado, con jugadores más agresivos defensivamente, que intentan raspar y recuperar, superando numéricamente a su rival en todos los sectores del campo.
Todo más simple en este Boca. Con futbolistas que se encuentran, conectan y arman juego. Empezando por Delgado, Herrera y Zenón. El que falta que se sume a asociarse más seguido es Carlos Palacios, tal vez incómodo como enganche de este sistema.
A diferencia de otras veces en las que terminó sufriendo, cuando Boca logró conectar un par de pases y salir en una del asedio, Herrera encontró a Zenón con otro pase profundo y llegó el gol en contra para el 2-0.

La roja de Galván sobre el final del primer tiempo, por un pisotón sin sentido al español, debió facilitar más las cosas para Boca.
A corregir, un viejo problema. El mismo de los últimos tiempos, sin importar el DT de turno. Que el equipo cedió el control, empezó a perder muy rápido la pelota y no logró tener tranquilidad desde la posesión. Al punto que Marchesin tuvo que tener sus atajadas salvadoras del día, una por período. Porque recién sobre el final, con el tercero que hizo Merentiel, lo pudo liquidar.
Fuente: DiarioOle